Un reciente estudio realizado en el Reino Unido y publicado el 11 de julio de 2024 en la revista BMJ Public Health sugiere que las personas con hábitos nocturnos tienden a obtener mejores resultados en pruebas cognitivas que las personas madrugadoras. 

Este hallazgo, basado en el análisis de datos de más de 26.000 individuos, podría tener implicaciones significativas sobre cómo entendemos el sueño y la cognición.

El papel del cronotipo

La preferencia por trasnochar o madrugar se debe a nuestro cronotipo, una tendencia influenciada por factores genéticos, hormonales y ambientales. Según Raha West, autora principal del estudio y miembro del Imperial College de Londres, los adultos que son más activos durante la noche tienden a rendir mejor en pruebas cognitivas que los madrugadores.

El estudio también destacó que dormir entre siete y nueve horas por noche es óptimo para una buena función cerebral. Sin embargo, el cronotipo juega un papel crucial en la agudeza mental. Aunque estos hallazgos reflejan una tendencia general, no significa que todos los madrugadores tengan un rendimiento cognitivo inferior.

Cambios a lo largo de la vida

Feifei Wang, experta del sueño de la Universidad Eötvös Loránd de Budapest, explica que los cronotipos pueden cambiar a lo largo de la vida. Los niños tienden a ser matutinos, los adolescentes y adultos jóvenes prefieren la noche, y los adultos mayores vuelven a ser matutinos. 

Esto se debe a la interacción de factores genéticos, como los genes CLOCK, PER y CRY, que influyen en nuestros ritmos circadianos.

Implicaciones académicas

Ignacio Estevan, de la Universidad de la República Oriental del Uruguay, investigó cómo los cronotipos afectan el rendimiento académico. Su estudio muestra que los cronotipos tardíos rinden peor en exámenes matutinos comparados con los tempraneros. Sin embargo, el rendimiento cognitivo depende en gran medida de la calidad y cantidad de sueño.